Homenaje a mis madres santas, Virgencita de Guadalupe y Virgen Del Transito
Has llegado justo a tiempo
Trozando la rama donde colgaba la soga
Que me llevaría con lengua afuera
Al purgatorio de Dante o de Hades
Lejos de tus brazos.
Has llegado justo a tiempo
Con tu verbo redentor y caricias invisibles
Con tu entelequia y tu plectro de diva divina
Has roto la cadena del trastorno, del martirio
Y yo que creía que morir era fácil
Pero nadie muere antes o después de su hora.
Has llegado justo a tiempo
Con las trompetas del vivir anunciando que aún... ¡No!
Solo fue un mal rato, un abandono
Ya no aspiro a hablar con Dios o con Hermes Trismegisto
Solo escucho, percibo. Luminaria interior.
Ya no aspiro a descifrar otros misterios que no sean el mío o el tuyo
Soy polvo de estrella, luz de luz, dios de dios
Oscuridad si lo olvido. Legitimo tuyo eternamente.
Has llegado justo a tiempo
Cuando agonizaba huérfano de tu chispa
En el ojo del desden, junto al abismo de la existencia
Listo para caducarme pataleando de un jalón
Pensamientos interfectos que nacen en la mente
Debiendo ser abortados. No admitidos.
Has llegado justo a tiempo
Con el amanecer perfecto de tu belleza
Y las maravillas de tus milagros, de tu amor
Exorcizando mi alma pecaminosa con tu manto
Con tu tez morena, estirpe nuestra, Patrona de América
Rocío miel de virgen que no empalaga
Moja mis labios con tu dedo índice, con tu gracia.
Hoy he escuchado tu Belén de estrofas y rosarios
Descender desde las nubes a mi rama seca, mi patíbulo
¡Oh morena! Siempre virgen, Lupe, mi Guadalupe
He aquí tu humilde Juan Diego.
¡Gracias Madre!
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