Tuesday, August 11, 2009

Matías el Metafórico

La eyaculacion fue volcánica, escandalosa y larga. El semen salía como un mar virgen de lava que intentaba huir y perderse en el vacío de la cloaca. Matías no podía creer lo sucedido. En vano fueron tantos años de esfuerzos del joven bachiller: ejercicios metafísicos, meditaciones gnósticas, disciplina rígida de auto-observación, los viajes astrales para conquistar su ‘Yo', la convicción en centros chacras, el karma, y la reencarnación. De nada sirvió tanto estudio para lograr ser el ‘Master' de sus emociones y estados de ánimo, para lograr creerse, con humildad adulterada y arrogancia asolapada, un semi-dios, o quizás su sombra.

No estoy seguro si un pensamiento llama a otro pensamiento, o si una emoción llama a un pensamiento o viceversa, lo cierto es que Matías comenzó meditando y terminó con la cabeza llena de imágenes de lujuria: una alberga con vírgenes desnudas. Nunca se había masturbado en toda su vida por temores y otras culpabilidades inculcadas. Trató de mil maneras de vencer el monstruo de mil cabezas que lo acechaba en ese momento, a través de autosugestiones, cantos secretos, respiración modulada y posturas yogas, y nada. Trató de enfriar la situación con dos cubitos de hielo en los testículos, y nada. El pene seguía tieso como obelisco egipcio a punto de escupir. Sin querer, mientras Matías se acomodaba su pene de lado a lado en el calzoncillo, tratando en vano que fuera a dormir, el roce de su mano con el miembro le produjo un espasmo involuntario que llamó su atención. Como a un autómata, la fuerza del impulso lo obligó a repetir el movimiento una vez, dos, tres, cuatro, cinco...y erupción... No lo podía creer.

Matías no creyó, estaba totalmente seguro de escuchar su propio semen reprochándole con millones de voces distintas, cómo río de voces astrales que se pierden en la cloaca: "Yo iba a ser un doctor, yo un artista, yo una senadora, yo traía la suerte que tanto esperas, yo fui rey en otra vida, yo soy el alma de tu hermano, yo soy la reencarnación de tu abuelo, yo traía la solución a los problemas del mundo, yo iba a ser sabio, etc..." El sentimiento de culpa era insoportable, y las voces cada vez lo acusaban más de verdugo, asesino e impuro. "He matado a mis hijos" se reprendía. El se aferraba a su sentimiento de culpabilidad y un leve desprecio por las cosas del mundo invadía su interior. "Era mejor no sentir, ser una piedra, ver la vida desde lejos, esta vida corporal es sucia", pensaba aturdido. No obstante, en lo profundo de su torturada mente, un susurro de placer, un nido subterráneo de natural curiosidad y complicidad apaciguaba su sufrir, pero Matías lo rechazaba como diablo fuera-e-templo. La confusión era total y convenció al joven de su culpabilidad. "Hubiera usado la estrategia que usan los Masters cuando alcanzan un orgasmo de dirigir el semen a lo largo de la espina dorsal hasta la mente y convertirlo en energías síquicas sin nuca dejarlo salir del cuerpo," no paraba de razonar y auto-regañarse.

Tres días más tarde, Matías se auto-amputo su miembro con una tijera ideológica, culpándolo de todos las desgracias del mundo. Hoy es fiel a la creencia que la castración humana es el mejor método para la castidad, el celibato y una mejor vida después de esta. Sin embargo, su mente sigue produciendo estados de exaltación hormonal, y las imágenes de lujuria siguen apareciendo cada vez más fuertes. Se ha vuelto un neurótico empedernido que desprecia la vida humana y predica la felicidad mas allá de la muerte. Y a los sueños eroticos que le llegan naturalez por la noche los tilda de pruebas del demonio.

Sin embargo, la naturaleza humana no admite trucos...

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