Thursday, March 26, 2009

Wednesday, March 25, 2009

Atado Al Pulgar de Tu Clitoris





Adicto a tu vulva carnosa y jugosa
Con el afeitado perfecto en corazón sudado
Mi lengua relincha al recorrer tu choza
Sabores que desquician mi normal estado

Esclavo de tu orgasmo múltiple y placentero
Erectos senos que apuntan a mis labios
Temblores que inundan mi cuerpo entero
Es la locura que difunden tus pezones sabios

Lluvias torrenciales, ríos y mares de esperma
La tuya, la mía, retoños que se ahogan en la cloaca
Juegos eróticos reproductivos terminantes en yerma
Es la saciedad y mutismo que el ritmo de tu cintura invoca

Fiel admirador de tus nalgas al andar
Loco desahuciado de tu cuerpo en ocho, en cuatro
Ciego pecador, vaya manera de idolatrar
Sobre dosis de tu amor, una marioneta en tu teatro

Soy todo eso y mucho más
Estoy así y mucho más peor
Soy lo que tú quieras que sea
Voy donde tu me quieras llevar

Peregrino de tus curvas voluptuosas y sabrosas
Voy hipnotizado y atado al pulgar de tu clítoris
Hechizado por tu sexo, tu lengua y tus prosas
Enfermo moribundo de tu vagina en arco-iris.

Estoy atado al pulgar de tu clítoris
Como imán al metal
La mar a los ríos
Instinto carnal... animal.

Mire usted que forma de amar.

!Ven a Mi...Que Muero!




Ten, recibe éste poema en tus manos

Que cuenta la historia de mis noches

Peñadas de soledades, de silencios

De sueños que terminan en reproches



Ven, camina a mi lado un segundo

Prueba el cáliz sin sabor de tu ausencia

Comprenderás lo absurdo de mi mundo

Y advertirás que procuro tu presencia



Amen, de todo lo ya dicho y hecho

A la deriva en las aguas del destino

Busco tu risa, tu puerto...tu lecho

Necesito tu mirada, tu calor... tu vino



Ten, recibe este poema en tu corazón

Está escrito a gritos, a cantaros de llantos

Relata las muchas noches sin tu amor

Sinfonía de sollozos y quebrantos



Ven, que yo todavía sigo en la espera

De verte entrar por la portezuela

Me paso las noches en vela y candela

Esperando tocar tus labios, tú escultura



!Vuelve a Mí...Que Muero!

Tuesday, March 24, 2009

El Viento Susurra tu Recuerdo


El viento susurra tu recuerdo
Y desnuda las caderas del ayer
Tornándome hoja seca en la brisa
Obligándome a vivirte otra vez

Advierto tus huellas en la arenilla
De mi cuerpo, de mi pecho, de mis ojos
Siento tus caricias en mi almohada
En mi lecho, en mis ganas, en mis sueños

Percibo tus labios suaves escarlata
Y los pétalos de tu calurosa piel
Rozar mi sombra presa del deseo
Y mi organismo queriéndote repetir

Procuro rendirme ante tu memoria
Y trato de olvidar el presente sin ti
Me hospedo en las cavernas del pasado
Y tropiezo con los besos que no te di

El viento susurra tu recuerdo
Y tu imagen aparece en mi horizonte
Desmayo mientras el polvo muerdo
Y comprendo que no supe quererte.

El viento susurra tu recuerdo
Y golpea mi consciencia, mi machismo
Y mi egoísmo
Y desposeído me descubro
Tan solo con mis culpas, mis vicios
Y mis perjuicios.

El viento susurra tu recuerdo
Y yo me niego a olvidarte.

Monday, March 23, 2009

America A La Deriva De Los Buitres


Este cuento lo relata en primera persona Porfirio Rompecadenas, un joven natural de Buenos Aires y es el escritor es Azael Vigil.

Algunos momentos históricos no avisan su llegada. Fue así, que un día menos pensado sucedió lo menos esperado. Ni las profecías de Nostradamus, ni las pirámides de Egipto predijeron tan magno evento. No obstante, la probabilidad de la presencia de manos sórdidas humanas en el asunto quedaba más que evidente. La humanidad se dividía, no en dos, ni en tres, ni en cinco, sino en multi-micromundos. En aldeas aisladas por grietas profundas.



El inaudito caso fue que la costumbre mundial de usar líneas divisorias fronterizas para fragmentar los países, al mejor estilo José Saramago, fue rotundamente abolida. No más murallas, cercos o muros. Al principio la noticia fue recibida con gran afán, pues se creía que aquel acto mejoraría la comunicación y las relaciones entre los países vecinos. ¡No mas murallas, no mas cercos! Era el slogan popular de toda mi linda América.

Como perpetuamente modus operandi, los políticos y demagogos de la región con sus elocuentes fatuas promesas de campaña y, sus teorías arcanas de la revolución cubana y el panfleto dudoso de Hugo Chávez, prometían un mundo mejor. Ya el Capitalismo años antes había sido extirpado de raíz. El Marxismo y el Comunismo, en contra de toda la lógica de su fracaso en Europa y la vieja Unión Soviética (Ahora convertido en paraíso de gángsters), lugar que lo vio nacer, fracasar y morir, ahora reinaba en todo el continente. Las revoluciones bolcheviques, Castroskis, Che-venoskis y Chavezoskis, ocurridas todas simultáneamente de punta a punta en el continente habían dado luz a una forma distinta de gobierno semi-quimérico, popular. E ignorando la nata acumulada de la sabiduría Francesa de que toda revolución termina en tiranía, y aun observando la revolución cubana convertida en aparato de control colectivo represivo, la revolución en América se volvió una verdadera moda china.

Los jóvenes, como siempre, renovadores, soñadores y emprendedores, con el corazón lleno de esperanzas y el inocente deseo inmenso de justicia social, una vez más, habían sucumbido a las nociones viejas, anticuadas e inefectivas teorías políticas de sus abuelos. Con sed de conocimientos profundos y espíritus de rebelión, gritaban certeros que en el sistema capitalista, el Dollar se convirtió en Dios, y si Dios en realidad existía entonces resultaba conveniente no creer en él, pues era un dios materialista. Ese fue el argumento angular que derrocó al sistema. En la nueva política, los centros universitarios se convirtieron en centros de indoctrinacion/hipnotización masiva, y todas las religiones fueron expulsadas. El estado como máximo supremo y la juventud como sirvienta de este.

Como es bien sabido, el Ateismo es tierra fértil para germinar ideas aun más fútiles y lóbregas que las se están negando, pues sino, la revolución no es considerada completa: Revolución contra todo y contra todos, con Dios incluido en la ecuación. Y fue de esta forma como el Estado llegó a ocupar el puesto de Dios. Todo pertenecía al Estado, las escuelas, los hospitales, el destino y las vidas de los ciudadanos, las fábricas, y el amor. El Estado lo era todo, y demandaba completa subordinación y ciega obediencia. La idolatría del líder carismático era exigida y existían ciudadanos que lo consideraban un Mesías, aunque este fuese un cruel dictador. Todo aquel que disentía era perfectamente fusilado en una plaza pública o felizmente encarcelado en cuevas clandestinas. Todo iba de maravillas para los líderes de dicha revolución. La opinión popular aun con el sopor eufórico en los ojos, masoquistamente cedía y brindaba toda su voluntad de poder personal en los altares de aquel grupo de charlatanes con boina y sin disfraz, los Barones Izquierdistas.



Unas cosas no están hechas unas para las otras y creer que Dios no existe no significa que el Diablo tampoco. Después de varias décadas en el poder, ya pasada la embriaguez de las revoluciones, ya terminada esa cortica luna de miel, el lobo sacó sus garras. Nuevas guerras se iniciaron con la irreverente excusa de que unos países se creían más ortodoxos o menos comunistas en sus doctrinas que otros. Se cambiaban los libros de historia, sumándole y restándole todo lo inconveniente que el líder encontraba. Una nueva casería desenfrenada de disidentes se desató y muchos que años antes vistieron la camiseta de Che Guevara orgullosamente, ahora eran fusilados o encarcelados por traición a la patria. Llegó a tal extremo aquella guerra interna y externa que todos los lideres concordaron en dividirse sus conquistas, pero como a ellos les gustaba hacer las cosas diferente aunque fuesen menos efectivas, optaron en construir un nuevo modelo de fronteras nunca antes visto. En vez de erigir una muralla vertical hacia arriba por toda la frontera, se construiría una hendedura en la tierra, un barranco parecido a una falla sísmica de 100 metros de profundidad por 50 de ancho. La idea fascinó a todos y la tumba infernal fue construida, ahora en vez de subir para cruzar una frontera, se tenía que bajar al infierno de Dante primero y si salías vivo para contarlo, entonces solo te cortaban los pies y te sacaban un ojo al llegar al país vecino. Todos los países del continente Americano excavaban precipicios en sus fronteras haciendo de cada país una aldea aislada y bloqueada ante todo lo que viniese más allá de sus confines. Los Chávez, y Los Castros convertidos en dinastías royales, cedían el poder o el trono a sus descendientes sanguíneos, y al lema comunista de que "Todos somos iguales" contestaban burlesca y vulgarmente que "Algunos somos mas iguales que otros."

Al transcurrir el tiempo, las sociedades volvían a fragmentarse entre clase dominante, intelectuales, dictadores, generales y la masa. Las sociedades comunistas se convertían precisamente en el monstruo que habían derrocado.

En un mundo en el que la Derecha ha sido vencida, y la Izquierda hace de sus adeptos crueles fanáticos y lunáticos, ser ambidextro es una virtud cardinal.

Cabe cuestionarse, ¿cual será el nuevo concepto filosófico que ayudará a nuestra America adorada a salir de las cavernas que ha caído? ¿Seguirá recogiendo las sobras filosóficas de Europa que caen de la mesa como insinua Galeano? ¿Seguirá de espaldas al sol, imitando vulgarmente las sombras del pasado sin aportar nada original? ¿O finalmente parirá su propio destino de la mano de sus hijos Naturales?

Mientras tanto, aquí estoy yo, Porfirio Rompecadenas de Buenos Aires, en esta grieta negra, oscura y divisoria, (soñando) esperando el llamado a crear nuestro propio destino y hacer de una vez por todas que la paz y la armonía reinen por cien años en toda la América de mi alma

Buscando la luz de tu Amor


Desde la atalaya de mis emociones en vuelo

Mi espíritu lacerado, urdimbre hostil

Busco el opulento tesoro de tu tersura de moaré

En mi Orfeo intento, los resabios mas lóbregos

Abatanar isócrono, sacuden mi palpitar.



La fogosidad de la hora gorgoritea en mi pecho

Como tórtola que turbe la uniformidad del silencio

El duro golpeteo de la vida

Fiebre de cavilaciones, belicosa diana matinal

Triángulos, rombos, cuadriláteros y pentágonas

Y tú, con tu presencia en cruz, limitada ante mis ojos.



Ven a mí, con tu aurora metálica y vibrante

Asómate en mis visiones con tu cenicienta voz

Con tu suave rosicler.

Llena mi corazón de júbilo y añade a mis versos

La armonía de arpa de tu cuerpo al caminar.



Aminora los melifluos acordes de mi pensar y mi sentir

Libérame de esta penuria, este vulturno de plomo y ser

Palpa en el lienzo de mi piel tu suprema delectación

Antimonio protector, soplo celestino

¿Donde estas? Te busco y me esquivas.

Te tengo y no te tengo.



Termina de llegar con tu susurro glutinoso

Y el nácar perfecto de tu lira

Así acampar esta tempestad, esta íngrima vida

Venerando el pedestal de tu silueta en guarda.

Before Night Falls: The Silenced Side of the Cuban Revolution


Publicado: 05/03/2009 - 15:03


Before Night Falls: The Silenced Side of the Cuban Revolution



Before Night Falls by Reinaldo Arenas is a unique recorded account about the atrocities committed in the name of the Cuban Revolution but hardly known by the outside world. It is a first hand report by someone who personally suffered the many injustices of Castro’s regime. In the text Arenas recount: “More than thirty years have gone by, and Fidel Castro is still staging those show trials and, of course, televising some of them. But now Castro is no longer executing Batista’s’ henchmen; instead, he executes his own soldiers and sometimes even his own generals” (46). This memoir is a great example of a testimonio, in which “the narrator intents to communicate the situation of a group’s oppression, struggle, or imprisonment, to claim some agency in the act of narrating, and to call upon readers to respond actively in judging the crisis” (Smith & Watson, 206). In Before Night Falls, Arenas unmasked the brutality, persecution, coercion, imprisonment and death tactics used by Castro to keep the Cuban people from protesting against his government.



In Before Night Falls, Reinaldo Arenas chronicles his life from childhood growing up under Batista’s’ dictatorship, the Cuban Revolution and later his life and death in exile in the US. It is a very important piece of literature because one hardly ever reads about the Cuban revolution from a writer growing up in the island. And also because Arenas, being himself a master writer, is able to keep the reader intrigued with his natural story telling style, full sexual images of freedom, prosecution and imprisonment. He began writing his memoir while “being a fugitive living in the woods… I had to write before it got dark” (XII). He finished it later on while living in exile in New York before his death.



Arenas story sheds light on a different side of Castro’s dictatorship which is usually omitted or romanticized by authors and many media outlets. Soon after Castro came into power, Arenas confirms, all those who dare say or write anything negative about the system were systematically persecuted and sent to prison. For example, Heberto Padilla, a poet who wrote a text in which he condemned the revolution, was later arrested, beaten and tortured until he retracted what he said and called himself a traitor of the revolution (136). No body was (is) allowed to freely express their personal views in Cuba. All those who dared to speak up against the system were (are) sent to prison accused of treason, but first they are publicly humiliated on national television or on the streets so as to send a warning to all those thinking of doing the same.



In addition, Arenas shed light on the fatal fate of many artists of his generation: “Nelson Rodriguez… was executed. Delfin Prats… became a dehumanized alcoholic. Pepe el Loco, the bold chronicler, ended up killing himself.” (88-89). Any artist or ordinary citizen who did not follow the line of communism were persecuted, tortured and kill unless they became one of Castro’s sympathizer. If an artist was part of the socialist system they were allowed special favors such as travel and the opportunity to study abroad paid for by the government. Nevertheless, dissidence was not tolerated and was heavily punished by imprisonment, death or exile. Freedom of speech was not allowed under Castro’s government. Reinaldo Arenas was persecuted and imprisoned for having the audacity to smuggle and get his writings published abroad and also for his sexual orientation, he was homosexual.



Consequently, Arenas uses sexual images in the text as symbols of personal freedom. Throughout the text, Arenas describes vividly the many sexual adventures he had while living under Castro’s regime. Sometimes he uses humor and erotic verbosity, and at times might appears gross to the reader but his bluntness and honesty far outweigh any moral prejudgment. He claims that by the time he was twenty three he had had sex with more than 5000 men, and that “a certain erotic rebelliousness pervaded our youth” (92). With no apologies for his sexual orientation or that of the young people he met, he describes without sparing any detail, all his sexual encounters with lovers, strangers and soldiers. Reinaldo Arenas notes that at times he, and many others with the same sexual orientation (including members of Castro’s government), had to hide (repress) their homosexuality for fears of retaliation from the government, given the fact that “all dictatorship are sexually repressive and anti-life” (93). In 1973, following an altercation on the beach, Reinaldo was falsely accused of sexual molestation and arrested. He escaped from jail and made a desperate attempt to flee the island in an inner tube. The attempt failed and Reinaldo became a fugitive. He was re-arrested near Lenin Park and sent to the notorious El Morro prison, where he served two years alongside murderers, rapists and common criminals but his yearning for freedom never stopped, even in the face of death.

In 1980, Castro allowed homosexuals, mental patients and criminals to leave Cuba in the Mariel Harbor boatlift; a last-minute auto-change to his passport allowed Arenas to leave the country undetected. Finally feeling free, Reinaldo Arenas expected people in the USA to be more receptive about what he had to say regarding his personal experience under Castro’s dictatorship, but he was astounded by their reaction. He was ostracized and marginalized for his criticism of Castro by leftist intellectuals in Latin America and leftists here in the USA who were Castro’s regime admirers. Even professors at universities who previously used his books in their literature classes started to remove his books from the curriculum. He noticed that “ as soon as I started denouncing the tyranny I had been suffering for twenty years, even my own publisher, who had made enough money from my books, covertly turned against me” (287). Reinaldo discovers that even a capitalist free society have its own particular flaws.

However, now that he was finally free, he would use this freedom to denounce all the atrocities he witnessed in Cuba. He began travelling around the world given lectures at universities in search of sympathizer for his cause, exalting people to open their eyes and help the Cuban people to liberate themselves from Castro’s dictatorship. Although Arenas presented “excerpts from the Cuban newspaper Granma, and other legal documents” (303) as evidence to support his claim, he received a lot of resistance and people refused to believe his testimonio. Regardless of the skepticism he received, he continued to tell his side of the story of the Cuban revolution, inviting readers to join him in his fight to liberate Cuba and his fight against all forms of oppression. Reinaldo Arenas died in 1990 after finishing Before Night Falls, leaving to the world his testimonio of all the social injustice he and others endured under Castro’s regime that otherwise humanity would have never known.


Work Cited

Arenas, Reinaldo. Before Night Falls, Penguin Books, USA 1993.

Smith, Sidonie, and Watson, Julia. Reading Autobiography: A Guide for Interpreting Life

Narratives. University of Minnesota Press, 2001.