Saturday, April 4, 2009

En Busca Del Elixir De La Felicidad En La Era Actual

Llega Remigio atolondrado y asfixiado por todos los inconvenientes que causa el estar vivo, y toca el pórtico con furia y coraje.

Lentamente, con pasos sabios y la paciencia que provoca el estar equilibrado interiormente, El Indio Chema, acude a recibir la visita.

Por todo Sonora, La Isla del Carmen, P.R. Sao Paulo y la Petagonia, la fama de Don Chema era conocida: Era un Shaman diferente, en una liga aparte, de buena oratoria y de métodos inconvencionales pero efectivos.

Remigio sacó una lista larga de su bolsillo y comenzó a leerla: Salud, Amor, Belleza, Talento, Poder, Riquezas y Fama.

Era un inventario completo de lo que él consideraba la perfecta porción (el elixir) para alcanzar la felicidad verdadera. Según sus cálculos, cualquier ser que poseyera tales bendiciones, gozaría la vida como un dios. Al terminar de leerla se la dio a don Chema el Shaman para que le ayudase a conseguir cada uno de los elementos descritos con sus poderes sobrenaturales.

Don Chema, agarro la lista y le hizo una X con ceniza en son de desapruebo, y luego lanzó la lista a la fogata que crujía los dientes de leña verde, lanzando lucecitas que parecian luciernagas. Remigio por poco se tira al fuego para recuperar su preciada lista que tanto trabajo le había costado concebirla, pero algo lo detuvo…una leve corazonada…una enorme llamarada.

-Has omitido el ingrediente más importante de todo, sin el cual cada posesión que acabas de listar se tornaría en un tormento terrenal, y toda tu lista en una molestia intolerable al buen vivir.

-¿Y cual es ese ingrediente del que me habla Don Chema?

Y con el dedo índice, don Chema escribe en el suelo desnudo, ‘Paz Mental/Espiritual,’ en forma de cruz e incita a Remigio a que lea su garabato metafisico.

-¿Y con que se come eso, o se inyecta? Perdone usted mi ignorancia don Chema, me podría ubicar un poco mas? ¿Me la puede barajar más despacio, como se dice en vernácula?

Don Chema, masticando su tabaco a ritmo chiclense, lanzó una enorme escupida al piso con diámetro calculado y circunferencia perfecta de color pardo claro y comenzó a leerla como si fuese una bola de cristal:

“Sacudido con ansiedades síquicas, abatido con conflictos emocionales, atropellado con inseguridades económicas, asaltado por dudas políticas y cinismo, el individuo actual, busca refugio, pero no sabe en que guarida su apreciado talismán se encuentra. Continúa su búsqueda por algo que lo acarree y lo eleve a través de nuevos peligros y que le provee el necesario coraje para enfrentar y desenmascarar las dudas y los temores viejos que arrastra desde el inicio de la estirpe. Lo que necesita no es una respuesta que le afirme su existencia, ya que no existe tal formula, sino que un equilibrio interno, una habilidad espiritual la cual es el escudo contra las confusiones y desastres de la supervivencia. Paz mental, no debe ser confundida con escapismo, ni alguna forma de anestesia emocional, ni abandono corporal. Tampoco puede ser comprada en botellas, o aplicada como crema en la piel, mucho menos puede ser alcanzada con una píldora después de comida, o tomando un curso de superación personal tres veces a la semana. Es mucho más complicado y sencillo que eso. Puede ser una meditación, una oracion sincera, una poesía, una pieza de arte, una búsqueda en el interior de cada uno, sin temer a lo que podamos encontrar, es un reencuentro con uno mismo y eso implica todo lo bueno y todo lo malo que cargamos dentro. Un auto-escrutinio disciplinado, diario y honesto, el cual se vuelve más eficaz a medida aumenta la práctica. Es una ardua búsqueda interior, personal e individual, ya que nadie puede describirla a exactitud ni enseñarla con palabras. Lo que experimenta en su interior un Shaman, un iniciado, el líder de un culto, y todos los que necesitan prosélitos para su causa, no lo pueden compartir con sus discípulos, por que en esencia, es incomunicable, es personal como el ADN.

Paz mental es el regalo que el Creador reserva para sus protegidos. Talento y belleza le da a muchos. La Riqueza es algo común, la fama no muy rara. Pero a la paz mental/espiritual, son pocos los invitados que llegan a tiempo a la cita. Hay muchos que pasan los días en esa búsqueda insaciable, quienes nunca llegan a conocerle, y quienes esperan hasta ya bien avanzados en su edad para que este regalo celestial descienda sobre ellos. Es la marca divina que templa el carácter humano… Son las alas que perdimos en el descenso y con las cuales podemos recuperar nuestro estado natural, sea este angelical o demonial, pues ya dije que es personal.”

Remigio sintió un retortijón en sus entrañas, pues el esperaba algo menos complicado y rapidito. Alguna oración del puro, algún cántico con frases de ultratumba, talvez algún baño o un despojo con hierbas silvestres. De perdida, algún brebaje de peyote con trances extra sensoriales incluidos, a lo mejor, la contratación de algún espíritu expiatorio para que interviniera a su favor. Pero no hubo nada de eso…

Cuando Remigio bajaba de la montaña, bastante desilusionado por las respuestas del Shaman, todavía un poco confundido ya que no había entendido ni la mitad de lo que dijo don Chema, comenzó hablar solo:

-Mierda es, este jodido indio ignorante y lerdo no sabe ni un culo del arte adivinatorio ni curatorio, no tiene poder. Lo único que sabe es hablar demencias. Yo mejor iré a visitar a doña Cuca, la bruja más famosa y efectiva de Cuernavaca. No importa que me cobre un ojo de la cara por la consulta. Ella seguro no me hará pensar tanto….

Y así fue, Remigio siguió su ciega búsqueda.

Cuento inspirado por el libro de Joshua Loth Liebman Peace of Mind, 1946.

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