Saturday, April 4, 2009

Injusticia Social (cuento corto)


Publicado: Fall 2007 BC.

Por A.V (Lito Curly)

El analfabetismo, o la falta de aprendizaje de leer y escribir, es un mal que atolondra a muchos países latinoamericanos, incluyendo los Estados Unidos. El no saber leer ni escribir en nuestra sociedad moderna, impide que las personas puedan terminar de desarrollar sus facultades como individuos. O sea, que el analfabetismo, atrasa el desarrollo intelectual y hasta a veces moral de una persona. Claro está, que hay seres excepcionales, que aún siendo analfabetos, poseen una inteligencia que sobrepasa la de muchos intelectuales académicos; pero estos casos son muy raros de encontrar. En sí, el analfabetismo es una plaga social, y quien la sufre la mayoría de las veces son las personas de bajos recursos económicos, o en el caso de la USA, grupos minoritarios en comunidades desventajosas.

Es difícil tratar de encontrar a ciencia cierta, sin caer en cinismo, cuál es la causa de tanto analfabetismo en el mundo. De lo que sí puedo comentar, es que lo que observo parece una escena sacada de alguna película mal intecionada o alguna comedia de caricaturas a la Walt Disney, en la cual el padre o jefe de la granja desconfía de sus hijos y empleados. Teme que si sus hijos aprenden a leer y escribir, éstos ya no dependerán de él y buscarán nuevos horizontes en la búsqueda de su propia felicidad. También teme que nadie se quede a trabajar en la granja hedionda a estiércol y meados de zorrillos, y que algún día, sus hijos lleguen a averiguar, y hasta reclamarle, por las tantas mentiritas piadosas, sosas y no muy cordiosas con las cuales los ha mantenido semi-esclavizados, en estado de ensueño. Teme quedarse sólo con las bestias del corral, y como medida de seguridad opta por esconder y quemar los libros y las escuelas, como pasó en la biblioteca de Alejandría en tiempos antiguos. Sin embargo, la escena está cargada de tragicómicos episodios, ya que el trato que recibe el puerco, las vacas y las gallinas, es totalmente diferente y privilegiado, pues el padre, según corre la película, siempre está más pendiente de sus animales que de sus hijos, y hasta hace esfuerzos herculianos por enseñarle a leer al puerco y a la vaca. Existe una secreta mutua admiracion entre el puerco y el padre/jefe de la granja. A la gallina la deja quieta, respetándole su derecho a cacaraquear y calentar sus huevos. El Padre, todas las tardes se sienta en el patio con un libro en la mano, se asegura que sus hijos no estén cerca, y comienza a enseñarles el abecedario y ecuaciones matemáticas sencillas, como sumar y restar. El perro, (¡ah el perro!), tiene más privilegios en la granja que los hijos. Caso curioso es que el perro es el confidente del padre, sabe leer y escribir y es el animal que más parentesco tiene, en cuestión intelectual, con el padre. Los dos se sientan a hablar bajo una Ceiba milenaria a la vera del camino por horas sin fin, pero cuando algún humano se acerca se esfuerzan por disimular ya que no quieren levantar sospecha de su congenia relación. De esta manera, el perro también sirve como espía y vigila muy de cerca a todos en la granja.

Mientras tanto, los hijos trabajan de sol a sol abonando las tierras con el sudor de sus frentes, asegurándose que los animales estén bien alimentados y cuidados, así evitar el descontento del padre. El padre cada día esta más frondoso y colorado; las seis concubinas que tiene lo adoran como a un rey de circo royal. Los hijos, mientras tanto, están flacos barrigones y con parásitos. Como dice el dicho popular, “el que no sabe es como el que no mira.,” así es de que no extrañan nada, y la vida fuera mas aya de la granja se les aparece inconcebible. Como siempre, llega el día que los hijos de los hijos de los hijos, intuitivamente, presienten que el mundo se hizo para ellos, y ellos para el mundo. Se rebelan y emprenden la búsqueda de sus esencias, y al no encontrarle sentido a la rutinaria vida de la granja, apuntan sus compases y brújulas al horizonte. Pero se marchan aún sin saber leer y escribir. El padre no los perdona y los condena a rodar por el mundo como gitanos. Luego, el padre tiene más hijos, pero ya ha aprendido la lección: esta vez les permite aprender a leer y escribir a unos pocos, pero a la mayoría la utiliza para trabajar en la granja, haciéndolo más rico y poderoso. Al final, los hijos que sí sabían leer, se dieron cuenta de la maldad e injusticia del papá para con sus hermanos, y decidieron educar y despertar a sus hermanos. Y de esta forma maravillosa y fantastica fue como terminó el analfabetismo en el mundo y reinó la paz y la hermandad por 33 siglos mas.

Lo triste del caso, es que en la realidad en la cual nos encontramos, esos hermanos ilustres son pocos y el analfabetismo todavía es una plaga prevalente en las sociedades actuales, a excepción de Cuba y otros países. Esperemos, que como en la escena que acabo de describir, el analfabetismo en el mundo sea pronto finalmente erradicado. De mi parte, como buen camarada y futuro educador, espero colaborar en esa faena gigantesca que como un tsunami se eleva frente a nuestros ojos aquí en Nueva York y nuestra América Latina. Para tal proyecto, los hermanos cubanos han desarrollado un método efectivo, por lo tanto consultarles sería imperativo, pues de que serviría reinventar la rueda si ya fue creada.

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