Saturday, April 4, 2009

Rey Del Excentricismo Walt Whitman




Rey Del Manicomio Walt Whitman

No a un paso de distancia de la locura sino que a una uña
Con el letrero fosforescente del manicomio a la vista
Con mi corazón rocinante y mi verbo manifacero de carbón
Persiguiendo quimeras, contendiendo remolinos reales o imaginarios
Y mis dulcineas emociones como escudo, como bandera de un barco
Pirata con destino a la isla de mis sueños purgatorios.

Soy feliz y complicado como un concierto de Bethoven en una flavela brasilera
En Tepito, cualquier esquina niuyorquina o en una reja de Mariona o Alcatraz.
Compases de carnaval y muerte, agallas y desden, besos y mordidas
Perfectamente humano, posiblemente un poco delirante
Pero alegre con mi condición sin límites de enloquecimiento facultativo.

Voy abriendo surcos, tumbando puertas con voz de trueno y eco descabellado
Pasos de dinosaurio criollo, mezcla de razas que desembocan en mi sangre
Y yo las celebro todas en cualquier lenguaje o dialecto, ya sea
Con un rap, una danza atlacatl o maya, o una zarzuela española
Con rock, cumbia, salsa, merengue, raggaeton, tango o boleros
Soy extenso, excéntrico y excelso. Hablo con el viento y bailo con las alturas.

Llevo el universo en mis glóbulos y la dualidad luz/tiniebla
Como mi chacal destino. A veces causa y otras efecto, pero siempre fiel
A los avatares de los astros, el azar, o de la raíces de mi sentir y existir.

Cuento entre mis amigos ángeles y demonios, musas y ogros, humanos y animales
A todos los quiero igual. Gente que vive la vida de cerca, seres como tú o yo.
Los celebro y aprendo, son parte de mi ecuación personal.

Nací un buen día de los muertos, la tierra tembló a mi llegada
Un escorpión, una cruz y un crisantemo como símbolo
Mas una corona de ciprés y flores silvestres ciñendo mi semblante
Rey de los espíritus y castillos encantados, rey del caos y del orden
Rey del cementerio y las estrellas, en fin, rey del manicomio más cercano.
Ese soy yo.

Lo mío es loquera aguditis al cuadrado con pronóstico reservado.
Ni yo mismo dudo de mi demencia; es mi cura existencial
Jubilosamente brindo a salud de mi sombra, y a los portales
Charcos y lagunas de mi mente en constante conflicto
Aquí estoy sin antifaz haciéndote pensar lo que quisieras olvidar
Aun así, no cambiara mi desvarío por un trillón de días normales.
Soy el rey del excentricismo complacido con mi destino.
Así soy yo.

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